Hubo una vez un hombre,
famoso por lo acertado de las interpretaciones que de los sueños hacía. Era
conocido por "El Oniromante".
Al igual que José hiciera
con el faraón Sesostrosis, aquel rey quiso que ese hombre interpretara su
sueño. He aquí lo que le contó:
- He soñado con un
parterre donde había tres rosales y cuatro únicas rosas, las cuatro muy bellas, de
distinto color y perfume. Carmesí la una, blanca, amarilla y verde, las otras
tres. De las cuatro, la carmesí y la amarilla, enraizadas por separado. Sus
largos tallos crecían buscándose, mientras a la sombra de aquellos rosales,
otro crecía. Dos tallos y dos flores del mismo arbusto, blanca la una, increíblemente
verde la otra. El tallo de la flor verde, hería con sus agudas espinas, al
tallo de la blanca que poco a poco se iba agostando. ¡Interpretame tú sabio Oniromante,
mi sueño!
- Tu sueño tiene fácil
interpretación, mi Rey. El parterre es el reino, tú, enérgico y brillante, eres la flor amarilla que un
día tendrás esposa. Ella es la flor carmesí; la atracción, el amor y la pasión.
De esta unión, nacerán una hija y un hijo. Ella es la pura e inmaculada blanca
rosa, él, la verde, celoso insufrible, que de no tener cuidado, dañará a su
hermana. ¡Vigila pues, para que este vaticinio no llegue a cumplirse!
El rey tuvo muy en cuenta lo que el
interpretador le dijera, y cuando vio que el hombre iba acertado, aplicando
aquello de "vale más prevenir que lamentar", en cuanto nació el varón, optó por enviarlo con su
hermano y cuñada para que como hijo suyo lo criaran.
Más parece que el destino siempre se cumple. Pasaron los años, el rey enfermó hasta el punto en que ya no podía gobernar. Viose entonces en una disyuntiva de hondo calado: Ceder el trono a su hija, por entonces de veinte años, o reconocer la existencia del hijo, dos años menor que su hermana, y dejar que él gobernase.
La reina prefería que su hija subiera al trono, era querida por el pueblo, estaba educada, era prudente, y tomaba buenos consejos. Pero la ley, desde siempre, otorgaba al varón la primacía. ¿Qué sucedería, si un día se sabía que la Ley había sido conculcada?. Con muchas dudas tomaron una decisión: Fernando sería rey.
¿Acertaron?
Sí. Asesorado por su padre, ahora tío, y por su tío, ahora padre, fue un buen rey. El trato con su prima, ahora hermana, siempre bueno, pasó ahora a ser exquisito. El interpretador había acertado casi en todo, el daño que viese solamente fue una leve sombra: La sombra de una ley injusta.
Más parece que el destino siempre se cumple. Pasaron los años, el rey enfermó hasta el punto en que ya no podía gobernar. Viose entonces en una disyuntiva de hondo calado: Ceder el trono a su hija, por entonces de veinte años, o reconocer la existencia del hijo, dos años menor que su hermana, y dejar que él gobernase.
La reina prefería que su hija subiera al trono, era querida por el pueblo, estaba educada, era prudente, y tomaba buenos consejos. Pero la ley, desde siempre, otorgaba al varón la primacía. ¿Qué sucedería, si un día se sabía que la Ley había sido conculcada?. Con muchas dudas tomaron una decisión: Fernando sería rey.
¿Acertaron?
Sí. Asesorado por su padre, ahora tío, y por su tío, ahora padre, fue un buen rey. El trato con su prima, ahora hermana, siempre bueno, pasó ahora a ser exquisito. El interpretador había acertado casi en todo, el daño que viese solamente fue una leve sombra: La sombra de una ley injusta.
8 comentarios:
Nada de cuento....que todavía sucede, no??
Saludos =)))
Liliana.
Aunque no debiera, rotundamente SÍ!
Salu2.
Un cuento muy presente, y que, en mi parecer, cuando la sociedad estaba avanzando en buena dirección, de pronto, llega la nueva generación, la generación de la comunicación... y no vaticino nada bueno,espero, que, como el Oniromante, yo también me equivoque.
Como puede saberse cual es el sueño que marca el destino. Yo sueño tofos los dias, y a veces cosas muy raras. Claro que yo no soy rey.
Marcos.
Por mucho que se diga, el destino es inescrutable. Se podrán hacer aproximaciones, pero solamente pasado el tiempo se sabrá si los vaticinios fueron acertados.
Parece ser, que ya hay forma de leer los sueños, otra cosa, es interpretarlos y que esa interpretación se cumpla. De cumplirse esa interpretación, se tendría el destino mucho más claro. (Supongo)
Gracias por pasarte Marcos.
Salu2.
Rubén.
Este cuento "esconde" una denuncia; La desigualdad que aún hoy existe entre hombres y mujeres. Una desigualdad heredada de tiempos arcaicos y que algún día acabará.
Salu2.
Hola Alfredo. Bonito cuento de una interpretación del sueño que en parte no se cumplió por esa ley que afortunadamente hoy ya no existe, por lo menos en los lugares, digamos, más civilizados, aunque siga habiendo cierta desigualdad empleada principalmente por ese machismo tan difícil de erradicar.
Un gusto volver a leerte.
Un abrazo.
Elda.
Hola Elda. ¿Ya de vuelta? ¿O escribes desde ese lugar paradisiaco, donde cada cual se va de vacaciones? Sea como fuere, me alegra que lo disfrutaras.
No quiero entrar en si está bién o mal, si la monarquía tiene sentido o no, eso me lo reservo. En España hay un Jefe de Estado: El Rey, que hace cuatro días sucedió a su padre, recuerdo que tiene una hermana nacida antes que él. ¿Existe o no existe esa ley, mandato, preferencia o lo que le quiera llamar?
Gracias por pasarte Elda.
Salu2.
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